La abogada Ana Patricia Rueda nació en el pequeño pueblo de Villa Insurgentes en Zacatecas, México. Cuando ella tenía siete años, su padre logró convertirse en ciudadano estadounidense y ayudar a su familia a emigrar a los Estados Unidos, donde se establecieron en Chicago.

En 2012, recibió una licenciatura en Ciencias Políticas con especialidad en Criminología y Derecho de la Justicia de la Universidad de Illinois. Durante sus estudios universitarios, la Sra. Rueda descubrió su pasión por buscar la justicia y ayudar a los demás, y después de completar su primer título, asistió al Instituto de Tecnología de Illinois en la Facultad de Derecho de Chicago-Kent, donde se licenció en derecho en 2016.

Mientras estaba en la facultad de derecho, la Sra. Rueda trabajó en una clínica de defensa criminal y también completó una pasantía en la Oficina del Defensor Público del Condado de Cook. Recibió el premio a la Mejor Abogada en Abogacía Litigante Intensiva en enero de 2015, y el premio CALI a la Excelencia para el Futuro por Litigio Penal 2 en el otoño de 2015. Aunque obtuvo una gran experiencia en el campo de la defensa penal, la verdadera pasión era la Ley de Inmigración.

Después de graduarse de la facultad de derecho, la Sra. Rueda aprobó el examen de la barra de Illinois y fue admitida para ejercer en noviembre de 2016. Inmediatamente tuvo la oportunidad de cumplir su sueño de ejercer la ley de inmigración, cuando le ofrecieron un puesto en la Oficina Legal de Manuel Solís. Desde 2016, ocupa el cargo de Abogada Asociada y trabaja con clientes principalmente en el campo de la defensa de remoción (deportación) y exención de inadmisibilidad (waiver).

La abogada Rueda atribuye sus logros hasta la fecha al arduo trabajo y dedicación de sus padres. Su amor por la ley de inmigración se deriva de la historia de éxito de su padre y su padre es un símbolo del inmenso valor que los trabajadores inmigrantes aportan a este gran país.

La Sra. Rueda dice que después de unirse a las oficinas del abogado Manuel Solís, realmente aprendió el significado de las palabras del gran Theodor Roosevelt: “By far, the best prize that life has to offer, is to work hard at work worth doing”.